Tiziano, La Bacanal de los Andrios.
El ambiente cultural del Renacimento Italiano hizo que floreciera entre la aristocracia el gusto por un arte plagado de referencias literarias y mitológicas, destinado a ser apreciado y comprendido sólo por la élite intelectual del momento. Los grandes nobles de la Italia del siglo XVI se rodearon de un mundo plagado de ninfas, faunos, personajes míticos, posiblemente como expresión de sus deseos de enlazar con ese pasado glorioso y de distinguirse culturalmente del resto de la sociedad. Fue seguramente en este periodo en el que comenzó a abrirse el abismo creciente entre una cultura popular y una cultura de las élites supuestamente más elevada. Un ejemple de estos programas iconográficos cultos lo tenemos en los encargos que realizó Fernando I d’Este, tercer duque de Ferrara a finales de la segunda década del siglo XVI, para la decoración de una de las estancias de su palacio, el llamado camerino d’alabastro. Sigue de esta forma una tradición que otros miembros de su familia había iniciado, como el del camarín de los esposos, que su hemana Isabel d’Este encargó a Mantegna. El deseo de emular y superar le llevó a buscar a los principales artistas del momento, como Giovanni Bellini, Rafael, o el propio Tiziano. Algunos de los encargos jamas llegaron a completarse o se han perdido, pero si conservamos algunas de las obras que Tiziano realizó, la “Ofrenda a Venus†del Museo del Prado, “Baco y Ariadna†de la National Gallery, y esta “Bacanal de los Andrios†también del Museo del Prado.
En los tres casos se trata de cuadros de gran contenido simbólico e intelectual, siguen la tendencia del siglo XVI de buscar en fuentes literarias de la Antigí¼edad la referencia para la pintura, aunque en este caso se va un poco más allá de la mera referencia (Read more…)