
Las obras más conocidas de la Antigí¼edad Clásica se concentran en un periodo de tiempo relativamente breve, la segunta mitad del siglo V a.C., con el desarrollo de las obras de Acrópolis ateniense. Pero ejemplos como los relieves del Partenón habrían sido imposibles sin obras que, como los (Read more…) templo de Zeus en Olimpia, marcaron un hito fundamental en el camino que seguiría en la siguiente décadas en arte griego. Enmarcados en el tradicionalmente llamado “Estilo Severo†los relieves se concentran en los frontones y las métopas. El frontón oriental recoge un tema de la mitología local, la carrera de carros entre el rey Enomao y el príncipe Pélope, con un total de 21 figuras narra el momento previo al inicio de la competición; en el centro de la competición Zeus con el rayo de la mano, actúa como arbitro, a ambos lados los dos protagonistas del acontecimiento, acompañados de sus esposas y ayudantes; en los extremos los carros con sus caballos enganchados, ocupando los ángulos, el río Alceo en el lado derecho y en el izquierdo el otro río de Olimpia, el Cládeo. Se trata de una composiciones más complejas del arte griego hasta entonces, incluyendo gran número de personajes, perfectamente adaptados al marco arquitectónico, aunque la disposición de cada uno de los elementos que se han conservado sigue siendo objeto de polémica.

El frontón occidental presenta un gran contraste con el anterior, de la calma del primero se pasa a la agitación y el movimiento de éste, representa la Centauromaquía, la batalla mitológica entre los centauros y los lápitas; según el mito durante la celebración de la boda del rey Piritoo con Deidamía, estaban invitados sus hermanastros, los centauros, que en medio de la celebración, embriagados, intentaron raptar a las mujeres del resto de invitados. En el centro de la composición caótica, Apolo trata con su gesto de imponer la calma.
Las metopas recogen los doce trabajos de Heracles tuvo que realizar de acuerdo con el vaticinio del santuario de Delfos, para purificarse del asesinato de su mujer e hijos en un rapto de locura.
Tanto en el caso de los frontones como de las metopas nos encontramos con una clara evolución desde las formas del arcaísmo final hasta llegar a un clasicismo prácticamente plenamente desarrollado, no sólo en el tratamiento de los rostros y de la anatomía, sino también en la elaborada composición. En todos los casos nos encontramos con una clara preocupación por encontrar el momento clave de la acción, el que sintetice en una única escena todo el relato, algo especialmente evidente en las metopas, donde se elige el momento más conocido o más simbólico de cada uno de los trabajos.
Finalmente habría que añadir la estatua crisoelefantina que Fidias realizó de Zeus, que fue considerada una de las Siete Maravillas de la Antigí¼edad, la conocemos sólo por descripciones de la época y por los relieves de algunas monedas.