
Como una gigantesca bola de demolición, durante la infancia del Sistema Solar, Júpiter avanzó hacia el Sol desde el extrarradio donde se había formado. El empujón de aquella masa gigantesca arrasó una primera generación de planetas, muy distintos de los que hoy ocupan las primeras filas en torno a nuestra estrella. Sacados de sus casillas orbitales, comenzaron a chocar entre ellos y acabaron hechos añicos y lanzados contra el Sol. Con los escombros de aquel derribo, se formaron los planetas terrestres actuales.
Esta es la hipótesis planteada para explicar por qué el Sistema Solar es distinto a los cientos de sistemas planetarios descubiertos durante los últimos años.
Los cambios provocados por Júpiter hacen que la atmósfera de la Tierra sea diferente a la de otros sistemas planetarios
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