DAME VENENO QUE QUIERO VIVIR
Las compañías farmacéuticas se quejan a menudo de lo caro y largo que es desarrollar un nuevo medicamento. No tienen ni idea. La naturaleza está repleta de animales que han dedicado millones de años de evolución y sacrificado incontables vidas para encontrar la sustancia bioquímica perfecta. Existen caracoles marinos que producen insulina para matar a sus presas. El picotazo de una abeja contiene moléculas capaces de adentrarse en el cerebro desde el torrente sanguíneo con más facilidad que cualquier droga fabricada por la industria. Y de la saliva de un lagarto venenoso se aisló un nuevo fármaco ya en uso contra la diabetes.