Virus del Zika, ¿tan catastrófico como lo pintan?

Revista Muy Interesante

Edición 418, Marzo de 2016

Año 1947. Un grupo de científicos que buscan los medios de transmisión de la fiebre amarilla en el bosque de Zika, Uganda, descubrieron un nuevo virus en un mono. En menos de un año descubren el mismo virus en un mosquito, el Aedes africanus, y determinaron que este era el transmisor de la enfermedad. Sus síntomas apenas eran graves: irritación cutánea, dolor de cabeza, fiebre…, mucho menos peligrosos que los de enfermedades como la fiebre amarilla o el chikunguña.

Y eso hizo que quedara a la sombra hasta 2007, cuando el virus salió de África para extenderse por el Pacífico Sur, provocando una epidemia en la isla de Yap. Seis años más tarde, en el 2013, se registran más de 8000 casos en la Polinesia Francesa, y en el 2014 se adueña de Nueva Caledonia y las islas Cook, pasando a Brasil en 2015, donde se han registrado más de un millón de casos transmitidos por el Aedes aegypti.

Pero, ¿por qué no se alarmaron antes con respecto al problema más grande del Zika, la microcefalia? Según Anna-Bella Failloux, directora de la Unidad de Arbovirus e Insectos Vectores del Instituto Pasteur, en París, no hubo los suficientes casos para relacionar la microcefalia que también sucedió en, aproximadamente, 20 mujeres de la Polinesia Francesa, con el virus del Zika. Actualmente, los casos de microcefalia causados por el Zika en Brasil ascienden hasta 4000, bastante mayor a la de entonces. Esta enfermedad en los fetos se produce si a los seis meses este se contamina, produciendo deformaciones en el cerebro que generan problemas neurológicos.

Sin embargo, no sólo se relaciona al Zika con la microcefalia. La aparición del síndrome de Guillain-Barré también estaría ligada al virus del Zika de confirmarse las últimas investigaciones, una dolencia autoinmune que afecta al sistema nervioso y produce debilidad muscular y pérdida de reflejos entre otros síntomas.

En España se han detectado casos en 7 pacientes, uno de ellos una mujer embarazada, y se espera que este número supere los 250 a final de año.

Pero, ¿hay motivos para crear una alarma sanitaria mundial como la creada con la «pandemia» de la gripe A? La realidad es que no se sabe, y la única manera de evitar el contagio del Zika en la actualidad es evitar la picadura del mosquito con repelentes o mosquiteras, puesto que hasta la fecha no se ha desarrollado ninguna vacuna ni se espera hasta dentro de varios años, aunque un laboratorio de la Universidad de Australia del Sur declaró que tendrán la vacuna lista para finales de año. El tratamiento que existe hasta la fecha consiste en la ingesta de fármacos como el paracetamol para aliviar los síntomas hasta que pase la infección.