La gestión del estrés en el aula
La gestión del estrés en el aula
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Marisa Álvarez Franco
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Marisa Álvarez Franco. Trabajadora Social y profesora de yoga en Centro ‘Ananda Samadhi’ de Almendralejo
Cuando me comentaron que por qué no impartía un curso sobre la Gestión del Estrés en el aula en el CPR de Almendralejo, me pareció una magnífica idea. Los profesores son uno de los colectivos con bastante riesgo de sufrirlo; aunque ¿qué colectivo social actualmente no padece ese riesgo?
Soy trabajadora Social y profesora de Yoga. A la primera circunstancia me llevó la juventud y la buena intención de ‘ayudar’ a los más desfavorecidos de la sociedad; a la segunda una búsqueda personal. Cultivada en ambas disciplinas, a través de la observación y, lo más importante, por propia experiencia llegué a la conclusión de que todos, aún en circunstancias diferentes, necesitamos y deseamos equilibrio, serenidad, calma.
Vivimos sumidos en el ruido, ruido constante, continuo. Los ruidos nos envuelven desde que nos despertamos y, de no ser así, los buscamos. ¿Quién no ha llegado a casa y lo primero que ha hecho es poner la tele para ‘no sentirse solo’ o por ‘escuchar algo de ruido’?
Ausencia de silencio, ¿por qué?
Mi propuesta es parar. Parece sencillo ¿verdad? Pues inténtelo por unos instantes. No haga nada. Simplemente estar. Ser. Escucharse o escuchar sus silencios.
No pretendo dar lecciones magistrales ni tengo en mis manos (¡ojalá!) la panacea de nada. Solo deseo compartir lo que he aprendido durante todos los años dedicados a la búsqueda de la quietud mental y espiritual. Y os aseguro que, al menos, se saborea.
Y no es cosa de magia, solo necesitamos un poco de voluntad y constancia y los resultados vendrán solos y, con los resultados, las ganas de seguir en ese camino.
Acercarnos a nosotros mismos, escucharnos y atendernos. Despertar.
– ¿Quién eres tú, que tan especial pareces? Se diría que no eres humano. ¿Eres acaso un ángel o una divinidad?- preguntó el viajero, sorprendido por la intensa energía que irradiaba el noble monje.
– No- respondió el Buda.
– ¿Entonces será una especie de mago?
– Tampoco- replicó.
– ¿Eres un hombre?
– No!
– ¿Y qué eres entonces?
– ¡Estoy despierto!- concluyó Buda.
“Tu visión se hará más clara solamente cuando mires dentro de tu corazón… Aquel que mira afuera, sueña. Quien mira en su interior, despierta.” (Jung)
Tomarnos un tiempo, mirarnos y preguntarnos ¿qué está pasando?, ¿de dónde esta tristeza o esta ira o este dolor?, ¿por qué he perdido hoy los papeles por algo sin importancia?, ¿por qué parece que el corazón quiere abandonar mi pecho?, ¿por qué este cansancio? ¿por qué esta actividad desenfrenada? y todos los demás por qués.
Acercarse a uno mismo es tarea fundamental. Ven, párate y siente. Siente tu cuerpo, reconócelo, observa y escucha. Posiblemente tenga muchas cosas que contarte. Acércate a cada zona de ese cuerpo perfecto que posees y que hace tanto tiempo que no atiendes. Y no me refiero sólo a hacer abdominales o alguna dieta para ‘estar mejor’. Me refiero a su esencia. A tu cuerpo desde su interior hasta la piel.
Acércate a tu cuerpo. Porque el cuerpo es lo que nos une a la Tierra, nuestra parte material que debe estar saludable, porque si nuestra base está bien instalada todo lo demás crecerá equilibrado. Y si no, observa cuando te duele algo, todo se paraliza.
Y si nos permitimos parar, darnos cuenta de nuestro cuerpo, entonces tal vez podremos comenzar a ser conscientes de nuestra respiración. Observar cómo la respiración sucede en nosotros a cada instante, siempre acompañándonos. La gran olvidada. Y gozar de una buena respiración es gozar de una buena salud.
¿Alguna vez te has parado a observar cómo es tu respiración?, ¿el movimiento que produce en tu cuerpo?. Comienza a disfrutar de tu respiración que es una gran aliada para comenzar a bajar los ritmos, para comenzar a suavizarte desde dentro. Oxigenando cada una de tus células para que tu cuerpo físico se restaure y deslizándote hacia estados meditativos.
Porque la respiración es el medio más potente que poseemos para conectar con el instante presente (o para darse cuenta de lo difícil que es hacerlo).
Respira y siente, respira y está atento, respira y observa. Respira y disfruta.
“Estate quieto
Los árboles que hay frente a ti y los arbustos que te rodean
No se pierden jamás. Dondequiera que estés se llama Aquí
Y debes tratarlo como un desconocido muy poderoso
Pídele permiso para conocerlo y que te conozca.
El bosque respira. Escucha. Responde.
He hecho este lugar para ti
Y, si te pierdes, siempre puedes volver nuevamente a él
Diciendo “Aquí”
Para el cuervo no hay dos árboles diferentes
Como tampoco hay dos ramas iguales para el chochín
Si no te das cuenta de lo que hacen el árbol o el arbusto
probablemente acabes perdiéndote. Permanece quieto.
El bosque sabe
perfectamente dónde estás
Deja que te encuentre (David Wagoner)
Y en este camino nos encontramos con la meditación. La meditación es una técnica eficaz para calmar la mente, relajar el cuerpo y encontrar paz interior en medio del caos cotidiano.
Ciertamente, la meditación no evita todos los dolores de la vida, sin embargo, nos ofrece las herramientas necesarias para afrontarlos de la mejor manera posible, reduciendo en buena parte el sufrimiento.
Como comentamos líneas más arriba, el autoconocimiento es vital para caminar en dirección de una vida de satisfacción y felicidad personal. Ser consciente de quién soy y de qué me ocurre, permite tomar mejores decisiones en todas las áreas de nuestra vida. Trabajar también con nuestra mente.
Como dice Swami Digambarananda Sarswati: “Si se quiere habitar una casa que ha permanecido muchos años cerrada, primero hay que limpiarla y sacar toda la basura, cosas inservibles allí almacenadas. Lo mismo sucede con la mente. Para profundizar en sus diferentes capas primero hay que dejar salir los materiales contenidos y suprimidos en ella, pues, de lo contrario, dichos contenidos mentales forman una barrera infranqueable que imposibilita todo progreso.
Hay que entender por contenidos mentales los pensamientos y emociones que han sido reprimidos en el pasado, así como todo tipo de condicionamientos, bloqueos, fobias, traumas, miedos, complejos, etc.
Cuando los contenidos mentales han sido purificados convenientemente, se desarrolla la concentración. El camino hacia el estado meditativo se convierte entonces en un proceso fluido, sin esfuerzo, logrado a través de la comprensión de la naturaleza mental y no mediante una actitud de lucha ni de supresión de las tendencias mentales”.
Meditamos para despertar a las leyes de la vida. Para desembarazarnos de pensamientos e ideas y volver a establecer contacto con nuestro cuerpo y nuestros sentidos. Escucha atenta y atención consciente a nuestro entorno, nuestro cuerpo y nuestra meditación.
“Las personas hacen lo que sea, no importa lo absurdo, para evitar enfrentarse con su propia alma.” (Jung)
La meditación hay que tratar de incorporarla a la vida diaria como cualquier otra actividad más y no sentirla como un deber, sino como una deliciosa oportunidad para estar con uno mismo en paz en medio de un mundo confuso.
Y para aprender a meditar el único secreto es meditar.
Fuente: La gestión del estrés en el aula