… Pero, hombre, ¿por qué pintas eso? Nadie quiere colgarlo. Nadie quiere verlo. Sí, qué sentido tiene en realidad todo eso. Pero tu vas y lo pintas. Las malditas putas y las malditas beldades ajadas y todas esas tristezas de la vida. Quién diablos va a disfrutar con eso. A nadie le gusta. No hay galería que quiera exhibirlo. Para qué lo pintas… Bueno, tengo que decirlo: Prefiero seguir a mi voz interior, que me lleva a alguna parte sin que me diga qué sentido tiene (…) Sí, desde luego que no lo pinto para ésos. Ni para ésos ni para aquéllos. Lo siento. Y es que soy un proletario de pro, no es verdad, que digo: “¡Eso lo hago! Y podéis decir lo que se os antoje.†Para qué es bueno eso, ni yo mismo lo sé. Pero lo hago. Otto Dix

Berlin fue en los convulsos años veinte unos de los centros fundamentales del arte del siglo XX. La ciudad vivía uno de los momentos más agitados de su historia, en 1928, cuando fue pintado el triptico, la situación económica era completamente caótica, la hiperinflación y la perdida de valor del marco había hundido a Alemania, las consecuencias de la Primera Guerra Mundial eran aun visibles en las calles, miles de mutilados y tullidos las recorrían sin trabajo y sin recursos, se mezclaban . El extremismo político se extendía,el partido nazi cada vez tenia una presencia cada vez mayor. Los valores de la tradición y del orden en los que se había construido la Alemania de Bismark se hundía y desaparecían, arrasados por el avance imparable de la modernidad. Este es el mundo que Otto Dix (1891-1969) intenta reflejan en su “Tríptico de la gran ciudadâ€
Podemos considerar sin duda alguna a Otto Dix como el gran (Read more…)