EL MAR MUERTO IRANí SE QUEDA SIN AGUA
El lago Urmía era hasta hace unos años una atracción turística solemne. Iraníes y extranjeros viajaban hasta el noroeste del país, en el Azerbaiyán iraní, para contemplar la ceremonia que brindaba la naturaleza, con la imponente función que representaban millones de pelícanos y flamencos y otras aves migratorias que recalaban en el mayor lago salado de Oriente Medio para alimentarse. Hoy, el lago se ha convertido en un páramo salino, en el que no hay peces, porque nunca los hubo, ni apenas aves. Ni turistas.